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Descubrir los bioplásticos

Descubrir los bioplásticos

 

Esta es la era del plástico. La época en la que ello es el protagonista absoluto y se ha convertido en «insustituible» en nuestra vida cotidiana.  Barato, versátil, resistente y ligero, ha sido una innovación revolucionaria al alcance de todos. Se convirtió en el símbolo del «boom económico» y es, aún hoy, uno de los materiales más utilizados y extendidos en el mundo, aunque también uno de los más discutidos y emblemáticos.

Este invento ha dado un vuelco a nuestra vida cotidiana, permitiendo que cada vez más personas accedan a consumos antes reservados a unos pocos privilegiados, simplificando infinidad de gestos, coloreando los hogares, revolucionando hábitos consolidados durante siglos y contribuyendo a la creación del llamado estilo de vida «moderno». Sin embargo, sus extraordinarias características también han dado paso a la era de la desechabilidad, fomentando el surgimiento de un sistema insostenible de producción y consumo.

Si intentáramos hacerlo desaparecer de nuestras vidas, tendríamos que prescindir de la mayoría de los objetos que utilizamos a diario y constantemente, lo que sería una hazaña utópica. Sin embargo, el creciente interés de los consumidores por cuestiones como la sostenibilidad o los recursos renovables ha provocado un aumento significativo de la demanda de productos con un bajo impacto medioambiental, lo que ha estimulado la búsqueda de materiales innovadores como alternativa al plástico «tradicional». Por ello, decenas de empresas, start-ups y particulares están invirtiendo en la búsqueda de soluciones con las que sustituir este material, al menos en su forma desechable. Y aquí es donde entran los bioplásticos.

Por definición, un bioplástico no es más que un material con características equivalentes al plástico en cuanto a resistencia, higiene y versatilidad, pero fabricado con una base biológica y que no utiliza componentes de origen fósil como el carbón o el petróleo. Las materias primas de las que se derivan los bioplásticos son múltiples. Pueden ser residuos agrícolas o alimentarios, biomasa, pero también algas, virutas de madera y muchos otros. Cualquier cosa, cualquier compuesto orgánico de nuestro planeta puede ser un punto de partida para fabricar bioplásticos.

El término bioplástico se utiliza a menudo, de forma inadecuada, como sinónimo de plástico biodegradable, pero tienen dos significados distintos, de hecho, no todos los bioplásticos son biodegradables.

La biodegradabilidad se refiere a la propiedad de un material de degradarse como resultado de la acción de ciertos microorganismos en un periodo de tiempo relativamente corto (semanas o meses). Algunos bioplásticos se definen como «duraderos» y, al mismo tiempo, algunos plásticos derivados del petróleo son capaces de descomponerse más rápidamente que sus homólogos de origen biológico.

Sigue siendo cierto que los materiales fabricados con plásticos de origen biológico, cuando se descomponen, no afectan en absoluto al medio ambiente circundante, lo que ofrece la oportunidad única de alinear todo el ciclo de vida de los plásticos con los ciclos naturales.