Uno de los materiales plásticos más comunes. Este compuesto químico es el más simple de los polímeros sintéticos; es una resina termoplástica que se encuentra en una innumerable variedad de objetos de nuestra vida cotidiana y se utiliza en muchos ámbitos, como la construcción, el diseño, la electricidad, la mecánica, pero sobre todo la alimentación.
Se utiliza como material principal para el envasado de un gran número de productos, hasta el punto de que representa alrededor del 40% del volumen total de la producción de plásticos en todo el mundo. Es preferido a otros tipos de material plástico porque es muy flexible y ligero, y su procesamiento es más accesible y económico.
Su «símbolo» químico genérico es PE, pero suele encontrarse comercialmente en las dos formulaciones más populares, llamadas LDPE y HDPE, que difieren en su composición. Lo primero se denomina comúnmente de baja densidad, de ahí «Low Density» (LD), y el segundo de alta densidad, de ahí «High Density» (HD). Además de su significado literal, estos dos tipos de polietileno tienen características y aplicaciones diferentes en el campo de la producción y, por lo tanto, es útil conocer sus propiedades específicas.
La principal diferencia entre el HDPE y el LDPE es la resistencia; el polietileno de baja densidad es menos resistente que el otro pero, sin embargo, es más barato y más fácil de producir. Por consiguiente, para toda una serie de aplicaciones que requieren un alto grado de resistencia, se prefiere el HDPE, en cambio, cuando esta característica no es necesaria, se suele utilizar el LDPE. Sin embargo, ambos tienen una alta resistencia al impacto, un bajo coeficiente de fricción y una buena procesabilidad.
Por último, pero no menos importante que los anteriores, el polietileno es un material reciclable, lo que ahorra muchos recursos naturales y es sin duda un enfoque más ético.